domingo, 3 de agosto de 2008

EJERCICIOS ESPIRITUALES; ORACIÓN Y REFLEXIÓN PERSONAL

Espero que puedan sacar provecho de esto

II Bloque: ¿A qué vengo?

Hoy quiero estar contigo Señor, en este lugar especial, lejos de las preocupaciones y de las cosas que importan poco. En este día de silencio interno y meditación, quiero encontrarme contigo y escuchar tu palabra. Dame a conocer tu voluntad para poder ordenar mi vida y ponerla a tu servicio, procurando seguirte fielmente en todos tus proyectos.
Ayúdame a no ser egoísta Señor y a ponerme después de los demás. Enséñame a servir y a entregarme por los otros con todo mi ser. Quiero dar gracias por lo que he recibido; mi familia, educación, bienes materiales y espirituales, oportunidades, etc. Esto es todo lo que soy y así me presento ante ti, con debilidad y miedo, pero también ansioso de abrazarte y seguir tú camino, fijando los ojos en ti y mirando a través de ellos a mi prójimo, especialmente al más desvalido y desamparado. Veo a mis hermanos pobres y siento ganas de llorar. Quiero pedirle a Dios un corazón más puro y misericordioso, para dejarme interpelar en lo más hondo mi ser al observar un rostro que sufre en silencio y pasa inadvertido.
Tengo mis proyectos Señor. En este último tiempo, varias experiencias han despertando en mí una fuerza interior de querer luchar por la justicia entre los hombres; justicia social. Por esta misma razón he orientado la búsqueda de mi vocación hacia aquello que me permita servir a la sociedad y a los más necesitados, los pobres, que también son mis hermanos y merecen dignidad.

Puntos
El Señor quiere que seamos tierra fértil, y tiene grandes planes para cado uno, mucho más grandes que lo que imaginamos.
A veces es difícil oír lo que el Señor quiere decirnos, por eso debemos estar siempre atentos para poder escuchar y entender sus palabras.

IV Bloque: Hechos para AMAR

Señor, estoy aquí para dar gracias por lo maravilloso de la creación. El hombre, es una de tus criaturas, yo lo soy. Estamos unidos por nuestra condición humana, todos fuimos creados. Somos hijos de un mismo padre, y hermanos en Cristo.
Fuimos creados para amar y ser amados. Debemos agradecer a Dios por habernos dado vida. Tan pocas veces nos detenemos a pensar, que poco a poco vamos perdiendo conciencia de nuestro propio ser. Debemos respetar la vida y al hombre, porque es una criatura de Dios.
Dios nos creó por amor y nos otorgó, a su vez, la capacidad de amar, alimentando nuestra vida con fe y dándole sentido en la búsqueda de justicia y en el servicio, como expresión de amor autentico al otro y a los otros. Debemos buscar el bien sin cesar, reconociendo y respetando la vida del prójimo.
Nada hay en la vida del hombre que deba ser más importante que el amor. La ley de Cristo es la ley del amor. Debemos expresar dicho amor con hechos concretos, más allá de las palabras y las promesas y permanecer fieles en Cristo, nuestro Señor.

V Bloque: Vocación al Amor; “Lo que renace de la carne es carne y lo que renace del espíritu es espíritu”

Las cosas del mundo no nos llenan. Sólo Cristo es capaz de saciar la sed del hombre. Cristo vino al mundo para anunciarnos que somos hijos de Dios y que él nos ama y quiere que seamos felices viviendo como hermanos. Por eso Dios trasciende a las naciones, a las culturas y a las épocas, porque es Padre de la humanidad y su lenguaje es un lenguaje del AMOR. Sólo podremos hallar verdadera paz si, por gracia de Dios, entramos en comunión con Cristo Jesús. Él nos invita a ser buenos y a vivir como hermanos, preocupándonos del otro por amor.
Debemos ser humildes y no divulgar nuestras buenas acciones para que los otros no sepan cuan piadosos somos. TODO debe proceder de un amor autentico hacia Cristo. Para ello es necesario cultivar una relación personal con Él.
Señor, ayúdame a renacer según tu voluntad. He escuchado tus palabras a través de mi corazón. Quiero cambiar mi actitud y hacer renacer día a día mi espíritu para convertirlo a ti.
Estamos llamados a ser santos, es decir a vivir y a hacer las cosas por AMOR. Rigurosidad en la oración nos permitirá una relación íntima con el señor por medio de la cual podremos renacer cada día como hombres nuevos y hacernos camino hacia la santidad. “En todo amar y servir”.
El Señor se nos da conocer por medio de las personas, y de ese modo nos interpela. El hombre es débil y se pierde con facilidad, por eso necesita constantemente de la oración y de un esfuerzo sostenido para mantener un dialogo honesto y profundo con el padre. Para verse a uno mismo hay que mirar a los ojos de Cristo.
Dios se hizo hombre para mostrarnos que el hombre puede vivir plenamente su vida, porque es bueno. No debemos intentar ser más “divinos” sino vivir plenamente nuestra humanidad, como Cristo lo hizo cuando vino al mundo, dejándonos su ejemplo; amor a Dios y al prójimo, no hay mandamientos más importantes que estos.
Quiero ponerte como el centro de mi vida y pedirte consejo en todas mis decisiones más importantes. Debemos mostrarnos al mundo tal cual somos, con nuestra verdad interior y sin crear fantasías ni imágenes falsas. Dios sabe quienes somos en el fondo, y de acuerdo a eso seremos juzgados al final de nuestras vidas.
Realizar plenamente nuestras vidas y cultivar al máximo nuestras virtudes es una responsabilidad que tenemos como cristianos, puesto que la construcción del reino es tarea de todos y cada uno tiene algo especial que aportar.
Cristo habita en nuestro corazón. No sólo se hace hombre y viene al mundo para anunciarnos la buena noticia, sino que entra en comunión con nosotros, penetrando en lo más profundo de nuestro ser. Así también el espíritu santo enciende nuestros corazones, los inflama del amor de Dios, produciéndonos pasión por el Señor, por seguir su camino y participar de su misión.
¿Qué quieres de mí Señor? ¿A qué estoy llamado? Quiero responder con amor a tu llamado y poner a tu servicio mi vida, mi persona y mi vocación. Dame la sabiduría de escuchar mi corazón y usar mi entendimiento para discernir correctamente, prefiriendo el mayor bien. Quiero decir sí a tu voluntad y cargar contigo la cruz. Siento la obligación de luchar por la justicia y de amar cada día más y mejor a mi prójimo, a imitación de Cristo.
Quiero llenarme del espíritu santo para tener fuerzas y ánimos para la misión. Me siento llamado a dar a conocer a Cristo al mundo, a dar y ser testimonio vivo del amor de Dios y, por medio de mi relación con el Señor, ser ejemplo de una vida verdaderamente cristiana. Ser cristiano es vivir según Cristo, imitando su vida. A Él no le importó dar la vida por nosotros con tal de enseñarnos como ser felices. ¡Esa es la grandeza y la misericordia del Señor!

¿Qué haría Cristo en mí lugar? ¿Daríamos nosotros la vida para que el otro fuera feliz? “No vine a ser servido, sino a servir”

Cuando estoy en oración con el Señor, una alegría profunda se apodera de mi cuerpo y de mi alma. Y cuando la oración es bien ejecutada, con sinceridad y profundidad, esa alegría, ese gozo del alma permanece por mucho tiempo en el corazón.
Habiendo confesado mis pecados al Padre, quisiera agradecer con sincera emoción a Dios por amarme tal cual soy, a pesar de todo. Gracias Señor. Te pido también que me ayudes a ser más humilde, a no buscar el reconocimiento de los otros, sino que a hacerlo todo a mayor gloria de Dios. Te amo Señor, y ahora que te he pedido perdón, puedo descansar en verdadera paz. Mi espíritu ha sido apaciguado.

VI Bloque: (Continuación…)

…La vida espiritual tiene altos y bajos. No siempre estamos consolados por el Señor. Cuando, teniendo limpia la conciencia, descubrimos quienes somos en verdad y aprendemos a amarnos y a dejarnos amar por Dios, hallamos el consuelo tan anhelado. Y, auque, nuestra condición mortal nos arrastra hacia la desolación, tal y como lo advierte San Ignacio, el ser humano esta hecho para descansar en el Señor, y encontrar en Él, verdadera paz y felicidad, tanto por medio de la oración como en la vida cotidiana.
La vida espiritual exige una cuota de esfuerzo personal, pero la parte más importante la pone el Señor. Hace falta tener voluntad. Profundizar la espiritualidad del alma requiere tiempo y paciencia.

“El deber de la Iglesia es dar a conocer a Dios, así como fomentar el desarrollo de una vida espiritual contemplativa y activa. ¿Qué creo que quiere Dios para mí? ¿Qué debe pasar en mi vida?

En esta ultima oración, quisiera pedirte la gracia de poder continuar con la vida espiritual que he sostenido durante los ejercicios al volver a mis actividades en Santiago. Úsame como instrumento tuyo, para anunciar tu palabra y tu amor a mis hermanos que aún no te encuentran.
Te pido que me conviertas en tierra fértil Señor, para poder dar la mayor cantidad de frutos a partir de las semillas que tú has sembrado en mí. Estoy aquí para hacer tu voluntad. Hágase en mí según tu palabra Señor.
Para seguirte en este camino de crecimiento espiritual te pido con fervor que me ayudes y orientes. Quiero hacer más intima mi relación contigo y ahondar en mi alma cada vez más profundo, para escuchar tus palabras en mi corazón.
Quiero seguirte con locura señor y poner a disposición tuya mi vida, para cumplir la voluntad del Padre. Me encomiendo a María, esclava del Señor, mujer abnegada y esforzada. Se tú María mi sostén, toma mi mano en los momentos de dificultad, cuando el espíritu flaquee y las fuerzas sean pocas. Dame fuerza para continuar mi camino hacia el Padre. Abrázame como a un niño herido, yo soy tu hijo, tú eres mi madre. Enséñame tu sensibilidad de mujer misericordiosa, piadosa y compasiva, pero también tu fortaleza para afrontar los desafíos y decir si al Señor, sin temor del mundo ni de los hombres.
Siento una alegría profunda en el pecho, porque he sido consolado por el Señor. Cristo me pide que no guarde para mí aquello que Él me ha entregado para compartir con los demás, de tal modo de que más personas puedan beneficiarse y obtener fruto de esta experiencia.
San Ignacio nos invita a ser contemplativos en la acción, es decir a buscar a Dios no sólo en las personas sino que también en el mundo, en las personas, en los que sufren, etc.

Cristo es el hombre más humano de la historia del mundo, ya que en su vida mostró que el hombre es bueno y esta destinado a amar y a ser feliz.

Señor, te prometo que me ocuparé de las cosas en verdad importantes y seré mas honesto con mi verdad. No me avergonzaré de ti y defenderé tu causa con todas mis capacidades; en todo amar y servir a mayor gloria de Dios.

Si de alguna mínima forma esta reflexión te ha interpelado, haciéndote cuestionar tu relación con Dios, te recomiendo esta lectura de la Biblia: Lucas 1, 46-55.

Toma Señor y recibe toda mi libertad,
Mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad
Todo mi haber y mi poseer
Tú me lo diste, a ti te lo de vuelo
Todo es tuyo, úsalo según tu voluntad
Dame tu amor y gracia que eso me basta
Amen.

No hay comentarios: